Tesis sobre el cuento (Piglia)- Notas de lectura: El chico sucio, Matar a un niño, Un oscuro día de justicia.

 

TESIS SOBRE EL CUENTO DE PIGLIA

 

IDEA CENTRAL: “un cuento siempre cuenta dos historias”

 

“Cada una de las dos historias se cuenta de modo distinto. Trabajar con dos historias quiere decir trabajar con dos sistemas diferentes de causalidad. Los mismos acontecimientos entran simultáneamente en dos lógicas narrativas antagónicas. Los elementos esenciales de un cuento tienen doble función y son usados de manera diferente en cada una de las dos historias. Los puntos de cruce son el fundamento de la construcción”

 

El cuento es un relato que oculta un relato secreto. La estrategia del relato está puesta al servicio del relato cifrado.

 

SEGUNDA IDEA CENTRAL: “la historia secreta es la clave de la forma del cuento y de sus variantes”.

 

DIFERENCIACIÓN SOBRE COMO TRABAJAN LAS DOS HISTORIAS LOS CUENTOS CLÁSICOS Y LOS MODERNOS:

 

-Cuentos clásicos:

. Compuestos por dos historias paralelas; una superficial y otra oculta.

. Posee una estructura cerrada.

. Tiene un final sorpresivo, se devela la historia oculta e inesperada.

 

-Cuentos modernos:

. Trabaja la tensión entre las dos historias sin resolverla nunca.

. La historia secreta se cuenta de un modo cada vez más elusivo.

. Cuenta dos historias como si fueran una sola.

 

Teoría del iceberg (cuentos modernos):

Lo más importante nunca se cuenta. La historia secreta se construye con lo no dicho, con el sobrentendido y la alusión.

 

Piglia dice que la intención al crear un cuento es hacer aparecer artificialmente algo que estaba oculto.

Genera una búsqueda renovada de una experiencia única que: “permita ver bajo la superficie opaca de la vida, una verdad secreta”

“La visión instantánea que nos hace descubrir lo desconocido, no en una lejana terra incognita, sino en el corazón mismo de lo inmediato”, decía Rimbaud.

Piglia dice que esa iluminación profana se ha convertido en la forma del cuento.


EL CHICO SUCIO

 

Historia superficial

Esta historia habla sobre una chica, Sarita, que vive en el barrio de Constitución, barrio que ella adora. Empieza describiendo la historia de cómo se formó el barrio, las cosas que le gusta de él como las estructuras antiguas, la historia de la casa vieja con pisos altos en la que vive, la cual era de su abuelo que al morir ella no sintió pena por él, pero si felicidad por heredar la casa, cuenta la tristeza que sintió cuándo la alquilaron por un tiempo, y también, cuenta cómo es vivir en esas zonas peligrosas, que, si conoces bien y te sabes mover, no te va a pasar nada, como a ella.

La trama consiste en que, en la esquina frente a su casa, vive una madre con su hijo en la calle sobre 3 colchones apilados que juntos, por su desgaste, poseen la altura de uno.  

La madre es drogadicta y tiene el cuerpo muy flaco, aunque embarazada, y el chico, Nachito, no tiene más de 5 años, vende estampitas en el subte y fuma.

A la protagonista nunca le gustaron esas personas, le parecían extrañas y oscuras, especialmente la madre.

Una noche, Nachito entra corriendo a la casa de Sarita y se manda directo al comedor.  Desconcertada le pregunta al nene que pasó y él le dice que la madre se fue y nunca volvió.

Ella lo cuida, le da de comer e incluso lo lleva a tomar un helado.

En el camino hablan sobre las creencias populares como el Gauchito Gil y otras figuras más, y los rituales que se hacen en torno a ello. El chico sorprendentemente sabía del tema.

A la vuelta, reaparece la madre y la quiere matar a Sarita por haberse llevado a su hijo, casi pelean.

Tiempo después se esparce la noticia de que un chico fue encontrado muerto y su cuerpo hayado en un estacionamiento descuartizado, como si de un ritual se tratase, y Sarita junto a su amiga peluquera Claudia, se horrorizan con lo sucedido.  Poco a poco, se empiezan a dar cuenta de que era el chico con el que Sarita había compartido ese momento, Nachito.

Luego de varios días de búsqueda policial, sin hayar resultados o al menos avances, aparece entre la multitud la mujer desaparecida, la madre del chico muerto, la drogadicta. Sarita, con sangre en los ojos por el dolor y la ira, corre hacia ella y la ahorca exigiendo una respuesta sobre lo que había pasado. Ella niega saber algo sobre algún chico. Sarita, ya arrepentida por lastimar a una drogadicta que vivía en la calle, y recordando escenas de discusiones con la madre de que ese barrio no era agradable y que estaba loca, se da cuenta de que era cierto de que no era un lugar lindo y amigable como ella pensaba, y que la madre tenía razón, por lo que vacila y suelta para dejar libre a la mujer drogadicta, la madre de Nachito, el probablemente asesinado. En ese momento, ya desde lejos, la mujer le dice que ella entregó a Nachito y, frotándose la barriga, añade: y a este también.

Historia profunda

La historia profunda que puede deducirse de este cuento es como muchas veces uno, cegado por una fantasía, cree cosas que no son la realidad y esto nos puede terminar afectando al golpearnos con la realidad.

También, muestra una como operan dos fuerzas antagónicas dentro de Sarita donde siente lástima por el chico sucio y lo quiere ayudar, pero también le tiene cierto rechazo lo que paraliza cualquier intención de ayuda. No es hasta el final, la muerte de Nachito, que ella se inclina por empatizar con él.

Refleja las condiciones de vida hostiles que viven muchas personas indigentes y como estas pueden conducir a algunas a la drogadicción, violencia,

También refleja la superstición y las creencias vanas en leyendas populares que encarnan muchas personas, especialmente la gente de los niveles más pobres que son en muchos casos, más susceptibles a estos como vía de escape o salvación.  Estas creencias pueden generar en ciertas personas, locuras, como la mujer de este cuento, que sacrificó a sus dos hijos para ser recompensada. Esta decisión la toma en un estado de inconciencia, bajo los efectos de la droga.

 Narrador

La narradora es Sarita, la protagonista. Por lo que no es omnisciente, no sabe lo que pasa por la mente de los otros personajes. Constantemente, la narradora describe sus experiencias y sensaciones internas de odio, culpa tristeza o felicidad, respecto a lo que vive en el barrio, su amiga, el chico sucio, la madre, etc.

Hacia el final hay una transición ideológica que expresa la narradora, y es la de que el barrio al final no era tan atractivo como ella creía.


Matar a un niño – Dagerman

Historia superficial:

Es un día soleado por la mañana. El escenario donde transcurre la historia consiste en tres pueblos. Las personas que habitan en ellos llevan a cabo sus actividades de rutina. Las mujeres revisan si hay azúcar en las alacenas de la cocina, los hombres se afeitan en el baño y los niños se abrochan la camisa acostados en el piso.

Los protagonistas son dos: Un hombre que viaja en un auto azul con su pareja hacia el mar que está en el tercer pueblo, y el otro, un niño que vive en el tercer pueblo.

La historia consiste en que el hombre iba con su pareja en auto a ver el mar en el tercer pueblo, donde residía el chico, e iba a una velocidad elevada. El chico del tercer pueblo, en ese instante, sale de su casa a pedir azúcar en lo de los vecinos mandado por la madre. Estaban por desayunar y se les había acabado el azúcar. El auto azul ya estaba entrando al pueblo cuando el chico andaba por las calles a su vez, y ocurre el accidente. El hombre atropella y mata al niño.

Historia profunda:

Esta historia refleja lo frágil de la vida y cómo puede cambiar todo en un instante.

El día alegre y soleado que parecía único, se convirtió en un trágico y tétrico día que nadie desearía que hubiese pasado. Todo, en un abrir y cerrar de ojos.

El niño tenía la ilusión de subirse al bote para andar por el riachuelo ya que esa iba a ser la actividad de su día, y sin embargo, un trágico e inesperado final le esperaba. Nadie podía avisarle, no había forma de que alguien lo supiera con antelación para prevenirlo.

El hombre, era un hombre feliz y bueno, incapaz de matar ni a un bicho, y sin embargo, en un instante, su vida cambió completamente. Su felicidad se fue y a partir de ese preciso momento, la tortura por querer revertir ese momento, lo acompañó en todas las noches. El hombre incapaz de matar a un bicho, asesinó a un niño.

La pareja, que también iba en el auto azul, cerraba los ojos jugando a no abrirlos hasta ver el mar, sin embargo, eso se convirtió en el motivo de que su mano sangre por no poder prevenir el impacto. Su felicidad por ver el mar se transformó en horror, un estado de shock y un silencioso y triste regreso a casa.

También, es una campaña concientizadora que busca que las personas reflexionen sobre la importancia de manejar con prudencia, a una velocidad normal.

Narrador:

El narrador es omnisciente y lateral a la historia, no es un personaje. Conoce a los personajes, sus pensamientos, sus personalidades, sus emociones; sabe que el hombre es bueno e incapaz de matar a un bicho, sabe que la mujer esta ilusionada con ver el mar, sabe que el niño tiene entusiasmo con subirse al bote, etc.

Narra de una manera desesperante, constantemente anuncia lo que va a pasar. Relata progresivamente el desarrollo de la historia, detalla lo bello del día, cuenta cosas positivas de los personajes para generar un contraste más chocante con lo que va a ocurrir y anuncia constantemente que va a haber un accidente.

Todo el tiempo advierte sobre el fatídico final, generando desesperación y ansiedad. Sin embargo, el final conmociona igual.

El narrador constantemente habla sobre el final, no es un final revelador y sorpresivo. Hace alusión constantemente a reflexiones sobre la profundidad de la historia, la historia profunda se devela. Las dos historias (profunda y superficial) se cuentan como una sola. Esto indica que es un cuento moderno, siguiendo la tesis de Piglia.


UN OSCURO DÍA DE JUSTICIA

 

Historia superficial

Esta historia habla sobre un chico, Collins, que se encuentra en un internado religioso dónde él y sus compañeros son maltratados por los sacerdotes.

El preceptor Guilty es un hombre malo que obliga a los chicos a pelear y da discursos sobre la naturaleza humana y la ley del más fuerte para convencerlos de que lo deben hacer.

Los chicos, ante esta situación, buscan la aparición de un héroe, alguien que los salve de ese sistema opresivo. Es ahí cuando Collins, el protagonista, le escribe una carta a su tío Malcolm contándole la situación y pidiéndole ayuda. Al leer la carta, Malcolm, preocupado, decide ir a salvarlos, pero este tarda bastante en aparecer. Paralelamente, se empieza a correr el rumor de que el tío de Collins era una persona muy fuerte y que los iba a salvar. La idea era que este pelee con Guilty para vencerlo y al fin, liberarlos. 

 Finalmente, aparece Malcolm en el internado para salvar a los chicos. Sobre el final de la pelea, Malcolm le cancherea a Guilty, y esto lo desestabiliza haciéndolo perder en ese instante.

Es ahí cuándo se revela la historia profunda. De hecho, en los últimos párrafos, Rodolfo Walsh se refiere a los alumnos como el “pueblo”.

 

Historia profunda

El significado profundo de la historia se revela al final, con Malcolm perdiendo la pelea.

Los alumnos simbolizan al pueblo.  El preceptor Guilty simboliza a los sistemas corruptos, represivos y autoritarios.

Malcolm, el tío de Collins, representa una figura política redentora. El salvador que va a liberar al pueblo de la opresión. Pero como el tío pierde la pelea, la metáfora que plantea Walsh en el final de su obra, expresa la idea de que el pueblo no debe esperar a un salvador, sino que ellos mismos deben levantarse a establecer la justicia.

Narrador

El narrador es lateral a la historia. Sabe las emociones de los chicos, especialmente de Collins, el protagonista, y lo que pasa en el internado. 

Es crítico con el abuso de poder por parte de la institución, especialmente Guilty, y empatiza con los alumnos.

 


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