Línea del tiempo (Zona del recuerdo)
Zonas del recuerdo. Ari C
2014- Cuentos en los exámenes de lengua
2016- Cuando me enganché con una saga de cuentos y un
amigo me adelanto el final
2017- Mi primera charla
2022- Cambio a Comunicación
2022- Clase de Fotografía
2023- Clase de Cine
2023-Visita a canal de televisión con el colegio
2024- Diario de mi abuela
2025- Participación en un seminario Bahá´í para
jóvenes universitarios donde estudiamos sobre la escritura y los medios de
comunicación.
2025- Entrevista radial
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2017:
Durante el verano de ese año, en febrero, un mes antes de
cumplir once, di mi primera charla.
Yo soy bahá'í, una religión mundial, universal y nueva, con
182 años de antigüedad. Sus principios se basan en la unidad de las religiones,
la igualdad entre el hombre y la mujer, la armonía entre ciencia y religión, la
libre investigación de la verdad y la unidad de toda la raza humana en un mismo
propósito: “trabajar por el mejoramiento del mundo y convivir en concordia y
armonía”.
Las comunidades bahá'ís de todos los países organizan cada
año un espacio que se llama Escuela de Verano (EDV). Esta actividad abarca a la
comunidad nacional y, en el verano, todos los que pueden y desean ir, viajan a
un lugar —en el caso de Argentina, a Córdoba— para convivir unos días juntos.
En este espacio hay diversos programas artísticos, charlas
de acción social, charlas sobre la historia de la Fe, talleres, comidas ricas,
deportes, etc.
La comisión que organiza los bloques de conferencias convoca
a personas de todas las edades. Hay charlas y talleres extensos que dan
personas adultas, profesionales, pero también hay paneles de prejóvenes y
jóvenes.
En el año 2017 comenzaba a ser un prejóven por mi edad,
dejaba de ser niño. Y decidieron convocarme para dar mi primera charla.
Generalmente, a los prejóvenes y jóvenes se les asignan charlas de 15 a 20
minutos sobre algún personaje importante de la Fe. Y a mí me tocó hablar sobre
uno.
Desde siempre me apasionó comunicar, hablar con mucha gente
y transmitir mensajes, por lo que me entusiasmé y acepté con mucha alegría esa
propuesta.
Me preparé con ayuda de mi familia unos días antes. Aunque
me habían dado un mes de margen, siempre dejo todo para último momento. Elaboré
un texto con citas que imprimí para tener a mano como ayuda memoria en caso de
necesitarlo al estar frente al público.
Me puse una camisa, un jean y zapatos formales, y di mi
primera charla frente a un público de aproximadamente cien personas.
Gracias a Dios, pude dar el tema con mucha tranquilidad y de
manera fluida. No me puse nervioso en ningún momento ni me olvidé de nada que
tenía que decir.
2022:
El secundario al que yo fui tiene dos orientaciones que se
eligen en el tercer año: Economía y Comunicación.
En 2021, cuando estaba en tercero, me incliné por Economía,
ya que todos mis amigos fueron ahí. Al poco tiempo, la materia me empezó a
parecer un poco aburrida. No es que no me interesara —la economía es una
ciencia social fascinante—, pero el problema estaba en la profesora. No
explicaba muy bien, y los temas que elegía eran muy básicos y repetitivos.
Además, a ella no le caía muy bien. Por alguna razón, se la agarró conmigo
durante todo un año y me trataba bastante mal. Cada vez que le preguntaba algo,
me sacaba corriendo o me quería ridiculizar; me hacía rehacer trabajos que
estaban bien y me trataba muy diferente al resto.
Por estas razones, en el año 2022 decidí cambiarme a
Comunicación. Sin ser consciente en el momento, esta fue una de las mejores
decisiones que tomé en mi vida. Rápidamente me adapté a esta nueva materia y,
al poco tiempo, notaba una gran atracción por los contenidos.
El profesor me gustó más: era un apasionado de esta ciencia,
explicaba muy bien, abordaba temas más complejos y nos daba trabajos
interesantes que me divertían mucho. Aunque debo confesar que he discutido
mucho con él, fue alguien que me marcó mucho y lo valoro. Despertó, en parte,
mi interés por la comunicación.
Hice muchos trabajos, entre los cuales destaco: entrevistas
a músicos, programas de radio sobre música, propagandas sobre ese programa,
cortos de terror y textos periodísticos (hice uno sobre La mosca y la sopa,
álbum de Los Redondos).
2022:
En 2022 tuve Fotografía, una materia que despertó un interés
inmenso en mí por este arte. El profesor era como un amigo más y explicaba
excelente. Atraía mucho su forma de enseñar, ya que se notaba que lo hacía con
ganas: le apasionaba la fotografía y era muy bueno en eso.
Particularmente, hubo una fotógrafa que captó mi atención:
Vivian Maier. Estudiamos gran parte del año sus fotos y me volaron la cabeza.
Era realmente talentosa. Su historia me sorprendió mucho, ya que,
principalmente, era una niñera y sacaba fotos como hobbie en la calle, mientras
paseaba a sus chicos. Sus obras fueron encontradas después de su muerte.
Aprendí muchísimo sobre planos e iluminación. Rápidamente,
todos estos aprendizajes los plasmé en la práctica. En ese momento tenía un
celular relativamente bueno, un iPhone X, y sacaba buenas fotos. Empecé en el
colegio, en la calle y en casa. Jugaba con las luces, con los planos, y hacía
posar a las personas. Al poco tiempo, me bautizaron como el fotógrafo del
grupo, y era el que se encargaba de todas las fotos: grupales e individuales
para subir a las redes.
Poco a poco, mi celular se fue quedando corto respecto a lo
que quería hacer, y quise comprarme una cámara. Para colmo, me lo terminaron
robando. Y la cámara era tan cara que, hasta el día de hoy, sigo postergando
ese lujo.
Estas razones me detuvieron bastante con la fotografía y, a
día de hoy, no le dedico tiempo.
Espero poder comprarme una cámara algún día y volver a las canchas.
2024:
En 2024, cerca de diciembre, fui a visitar a mi abuela, como
hago regularmente, pero esta vez con mi novia.
Mi abuela es una mujer muy importante en mi vida y me ha
enseñado muchísimo sobre escribir y leer. Fue maestra de infantes y de nivel
primario, y se dedicó por completo a la enseñanza y a la literatura. Tanto es
así que se convirtió en la rectora general de todos los jardines de infantes de
la ciudad de Buenos Aires. También escribió libros para maestras, que se
difundieron por varios países de América, y viajó en reiteradas ocasiones a
distintos lugares para dar conferencias sobre el tema. Una vez, mientras tomaba
algo en un bar de Nueva York, la reconoció una maestra que había sido su
alumna.
En esta ocasión en particular —porque podría elegir tantas
otras—, tuvimos una conversación muy interesante entre los tres y hablamos
sobre lo importante que es escribir en nuestras vidas.
Ella nos contó que, desde siempre, fue escribiendo en un
diario todo lo que le pasaba en su día. Tiene, creo, más de cincuenta diarios
gordos, clasificados por años, donde, sin saltear un solo día, cuenta todo lo
que le fue ocurriendo.
Fue un momento maravilloso. Nos dijo que hace esto porque es
una forma de viajar en el tiempo y recordar la infancia de su hijo, la
separación con su esposo —que volvió a Italia, su país natal—, los días en la
casa de Rojas o sus viajes por todas partes del mundo.
Nos leyó un diario de principios del ‘62, si mal no
recuerdo, donde mi papá, con cuatro años, se estaba egresando del jardín de
infantes. Estaba adelantado por un año, y escuchamos la escena de la fiesta
escolar. Fue increíble vivenciar eso. Escuchar cómo nos contaba esas escenas
cotidianas —pero tan alejadas de la actualidad y, por consecuencia, tan fáciles
de olvidar— nos hacía sentir que estábamos en ese momento, viajando en el
tiempo. Apareciendo exactamente en ese contexto. Parecía verlo a mi padre más
chico que yo.
Nos quedamos impactados con Alba y entendimos el poder de
anotar en un diario las cosas que hacemos en nuestra vida, para que después,
alguna generación futura, lea lo que vivieron sus antepasados.
2025:
Hace poco más de un mes, tuve mi primera entrevista en la
radio. Un programa de Rosario, a través de una señora bahá'í, me contactó.
Es un programa muy relacionado con la Fe, aunque no hablan
únicamente de eso. Hay un entrevistador que es bahá'í y una entrevistadora
simpatizante. Ellos dos fueron quienes me entrevistaron.
Nunca antes había sido entrevistado, ni había participado en
una radio formal, fuera de los trabajos prácticos que hice en el colegio.
Me pidieron que armara una biografía personal y contara
sobre mi interés por la comunicación y por la música. También me pidieron que
eligiera un tema sobre la Fe para desarrollar, y decidí enfocarme en el arte,
la acción social y los jóvenes como agentes fundamentales de transformación
para la sociedad.
Como desconocía este formato, no sabía si tenía que preparar
algo o simplemente dejarme llevar, como en una conversación. Al final, decidí
no elaborar un texto como si fuera una charla, ya que las entrevistas son algo
más espontáneo, un ida y vuelta. Eso sí, preparé algunas citas para fundamentar
lo que decía, en caso de que hiciera falta.
La entrevista, con las pausas, duró aproximadamente 45
minutos.
Fue una experiencia nueva y divertida. Me gustó poder
intercambiar ideas y mensajes relacionados con el mejoramiento del mundo, y sus
preguntas fueron muy interesantes. Por momentos, tenía miedo de que me
preguntaran algo que no supiera responder.
Se transmitió por muchos lados, y la grabación está
guardada.
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